Por Ana Villarreal (*).- Corría el año 1973 y , con la dictadura de Pinochet, también mucha sangre en Chile. Mientras, en un libro llamado El Ladrillo, un grupo de seguidores locales de Milton Friedman plasmaba sus fundamentos económicos para las transformaciones en el país trasandino.
Ese equipo de “Chicago boys” alertaba desde las páginas de El Ladrillo sobre los riesgos del “estatismo exagerado”, los “problemas de la baja tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno”, la “escasez de empleos productivos”, la inflación y la “mala asignación de los recursos productivos”. Además, promovían la privatización en todas las áreas de la economía y en la seguridad social, junto a una profunda reforma laboral y desregulación del mercado interno de capitales.
Mientras la dictadura asesinaba, encarcelaba y perseguía al pueblo chileno, el manual fue llevado a la práctica. Era el primer experimento neoliberal de envergadura en Sudamérica.
Ese ensayo fue replicado luego en otros países de la región. Sin embargo, fue el caso chileno el erigido como “modelo”. Durante años, no pocos intelectuales se plegaron a ese retintín. Sus voces hallaron eco en la región en las distintas adaptaciones de las teorías del derrame de las ganancias capitalistas.
Causales de ingenuidad intelectual o perversión ideológica hicieron que se escondiera en esas alabanzas al modelo, el resultado social del ensayo neoliberal. Mientras un coro de sepultureros preparaba lápidas de diferente color y tamaño para el final de la historia , esa realidad fue advertida por resistentes casi en solitario. Entre esas expresiones, puede dar cuenta esta organización con aportes como “El fracaso del capitalismo” (UTPBA, 1997), donde se cuestiona la capacidad del sistema para generar un modelo de socialización basado en la inclusión y la equidad para la mayoría de las personas.
Pero el retintín no fue acallado en aquellos años noventa. Larga vida al modelo chileno!, que siguió siendo levantado como ejemplo con sus inmaculados índices en el terreno macroeconómico, hasta hace días nada más, cuando quedó expuesta la llaga de un país profundamente desigual.
(*) Periodista. Miembro de Conducción de UTPBA.