Por Beatriz Balvé (*).- Celebramos las discusiones conceptuales, que hacen a estrategia y táctica a diferencia de la ideología -en su sentido estricto- que sólo confunde dado que surge de las ideas /individuo y no de la realidad/sociedad.
¿De qué se habla cuando se habla de redistribución del ingreso?
Desde Adam Smith pasando por Ricardo, Marx, Keynes, etc. -es decir toda la teoría económica- se reconocen tres agentes de producción y sólo tres: salario, renta y ganancia, cuyas personificaciones en la sociedad emergen como trabajo asalariado, rentistas -hoy fundamentalmente renta financiera: bolsa, títulos, bonos, etc.- y capitalistas -de cualquier rama de la actividad-: empresarios.
Cuando se habla de redistribución del ingreso, o mejor dicho de distribución del ingreso, debe plantearse como una redistribución entre factores de producción, es decir de renta y ganancia hacia asalariados.
Hacia el año 1975 la distribución era del 50-50, y era una sociedad justa, pero ¿ese 50-50 era entre los asalariados? No, era 50 para los asalariados y 50 para la renta y la ganancia.
Para peor, algo inédito en la Argentina. ¿Los asalariados pagan impuesto a las ganancias desde toda la vida? No, fue un impuesto excepcional y de emergencia sancionado en diciembre de 1973 (Gelbard) y paulatinamente se hizo más regresivo, hasta la famosa tablita de Machinea (gobierno de De La Rúa). Por lo que a los salarios más altos, el impuesto a la ganancia les licúa el aumento conseguido en las paritarias
Los trabajadores, organizados en sindicatos, defienden a todos los asalariados, no importa el monto, no es lo que los define. Lo que los define es que son dueños de sus condiciones materiales de existencia, deben vender su fuerza de trabajo como una mercancía en el mercado y alguien se las debe comprar.
La diferencia abismal entre esta mercancía y las demás es que es la única que se paga una vez consumida. Jamás el salario es mucho, de ser así no sería capitalismo, es la famosa ley general de la tasa de ganancia y reproducción ampliada del capital, la que se denomina plusvalía o plusvalor.
El problema es que ideológicamente han entrampado al conjunto en la lucha entre iguales, lo que impide visualizar quién es el “enemigo” real en esa distribución del ingreso.
Los delegados gremiales, en el proceso, se transforman en dirigentes. Un dirigente es aquel con capacidad de ver a largo plazo –estrategia- y actuar al corto en función del largo –táctica-. Es difícil sustraerse del cortoplacismo, más aun hoy día, en la era del “fast food”.
(*) Investigadora social del Centro de Investigaciones de Ciencias Sociales (CICSO)