(Por Ana Villarreal (*)).- No los unió la ilusión. Nuestros compañeros asesinados y desaparecidos por la dictadura cívico militar fueron parte de la construcción de un sueño colectivo. Y su obra y su compromiso militante cosecharon realidades.
Se miraron como hombres y mujeres que soñaban ser más humanos en la incipiente revolución cubana: “es una especie de colina de América Latina -decía Haroldo Conti- desde donde se divisa el continente. Desde La Habana tomé conciencia de América Latina”.
Es siempre oportuno señalar, a la hora de hacer memoria, que es tan peligroso el olvido como la tergiversación de la historia. Creemos que es tiempo de reivindicar la responsabilidad ética en la construcción del sueño, que seguimos haciéndolo nuestro y que estuvo muy lejos de cristalizarse en la fabricación de una ilusión. La práctica militante de nuestros compañeros no giró en torno a una imagen o representación sin verdadera realidad.
Es tiempo de reafirmar que ellos fueron protagonistas y forjadores de un sueño que con la irrupción del accionar exterminador de la dictadura pretendió erradicarse. “Yo amo, tú escribes, el sueña, nosotros vivimos, vosotros cantáis, ellos matan”, denunciaba poéticamente Roberto Santoro.
¡Ahora y siempre, memoria! ¡Ahora y siempre, Presentes!
(*) Secretaria General Adjunta de la UTPBA